DESTRUIR (TE)...

 ...PARA CONSTRUIR (TE).

Ese niño "desinquieto" de pelo ondulado, divertido y extrovertido, ágil, cariñoso, amable y respetuoso; ese que, sin levantar los pies del suelo volaba imaginando alegres movimientos en el cielo, mientras construía con su mente nuevos paisajes en la tierra. Ese niño, que tropezaba con la ilusión por la calle al cruzar de una acera a otra, que asumía como suyos las historias de amor de los demás, y se emocionaba cuando veía llorar.


Sigue aquí.

"Construye tu futuro". Esa frase de padre, que se introducía, como un clavo empujado por un gran martillo, en mi cabeza, cada vez que burlaba una norma y no cumplía con las expectativas de otros. Esa presión incesante, que pensaba que no tenía el suficiente peso como para prestarle atención, pero que se quedaba en el sistema reticular de mi cerebro, archivada, subrayada con fluorescente... y aún así, no le no le hacía caso.

Y ahí quedó, hasta que me hice mayor, y entendí que debía crear un mundo perfecto a mi alrededor, comprendí que para poder llegar a la excelencia, tenía que ser ambicioso, y tener grandes objetivos en la vida, porque, sin grandes objetivos, no habría caminos que explorar... y mi subconsciente se alimenta del descubrimiento, de llegar, de atrapar, de perseverar hasta conseguir el éxito. Pero, ¿el fin de todo esto, es el éxito?  Un mundo perfecto, lleno de imperfecciones generadas por decisiones con más o menos aciertos (casi siempre con poco acierto) o con finales poco probables, o que no dependían de él mismo.

En la vida, hay que tener grandes aspiraciones. Ahora, viendo en perspectiva todo lo sucedido, todo lo que está sucediendo, haría un matiz en esa frase; "en la vida hay que tener aspiraciones, hay que tener un plan, pero no pienses que ese plan deba ser grande o pequeño. La Vida es tu Plan." 

Y coloquemos un poco todo, sin castigos ni flagelaciones por las decisiones que se tomaron, más viscerales, más pasionales, con más egoísmo o con ganas de satisfacer la inmediatez,... las defino así ahora, que, una vez pasado, lo ves todo con una perspectiva diferente, más estoica. Fueron tus decisiones, salieron de tu boca, de tu mente. Somos lo que decimos, lo que pensamos y lo que hacemos. Y con esas decisiones con más o menos acierto, has llegado a donde estás, y... ¿te gusta donde estás? ¿a lo que has llegado? ¿lo que has conseguido?



Permitirse dudar tras una época en la que las cosas no salen como uno esperaba, creo que es algo natural en personas exigentes consigo mismas. Ese derecho (el de dudar) solo lo podemos conseguir con autocrítica y "ensayo-error". Aplica a tu vida ciertas leyes empresariales, teniendo ante ti un dashboard repletos de KPI's para anilizar consecuencias sobre decisiones que te afecten directamente a ti o a los tuyos. Igualmente, aún analizadas y con un abanico de casuísticas, es probable que algo no tengas controlado, pensado, atado, ... y al final, la consecuencia sea muy diferente a lo imaginado.

Todas las personas generamos y creamos experiencias a causa de las decisiones que tomamos, y eso es la VIDA, esa es nuestra VIDA, la que solo vivimos nosotros, nadie más. Por ello, no podemos mirar atrás para arrepentirnos por tomar una decisión porque esto funciona como el "efecto mariposa", y si intentamos cambiar el pasado, el futuro se vuelve más incierto. Y tampoco se trata de vivir sin leyes, sino en equilibrio. 

¿Y dónde está ese equilibrio?
Piensa, decide, equivócate, aprende y vuelve a empezar. Pero vuelve a empezar con autocrítica, asumiendo la derrota anterior y portando nuevas armas para el combate. Más formado, mejor preparado. Y así, vamos escribiendo nuestra Vida, nuestra Historia, con más o menos aciertos, donde la incertidumbre se apodera y abraza nuestro futuro, tocando el presente. 

Construir una vida, con los escombros de las decisiones que tomaste algún día.

Comentarios

Entradas populares