SAL DE AHÍ...

...NO TE CONVIENES.

Nunca pensaste que cada paso que darías sería en tu contra, tal vez ni eras consciente, tal vez no te habían avisado, o tal vez, huías hacia adelante, intentando encontrar en el futuro las respuestas que en ese momento, ahora pasado, nunca tuviste.

No te soportas. Intuyo que nunca lo supiste, pero parece ser que no aguantas esa manera en la que te tratas. Tampoco es que hagas nada para evitarlo, es decir, te limitas a decirte que ya lo resolverás mañana. E ahí el error, el mañana nunca llega. Es una espiral sin fin de acostumbrarse a que otros (tú) te resuelvas el problema.

Enero de 2023. "Quiero estar tranquilo". En esa frase que repetías en silencio, como un mantra tenue, no solo esbozabas trazos de serenidad en tu vida, de simplicidad y de quietud; buscabas reencontrarte, salvarte, respetarte. Buscabas parar, no huir hacia delante, sino sentarte y esperarte a que llegaras, para acompañarte y entre tu yo actual y tu yo cobarde, formar un tándem perfecto y volver a enamorarte. De ti, de otras personas, de tu energía. ¿Has pensado que hubiera pasado si no te hubieras puesto límites? Caos. Apabullante y destructivo. Un sinsentido de emociones que seguirían rondándote el tuétano, donde más duele, lo más profundo, ahí.



Pero tu inteligencia emocional ha vuelto para quedarse. Asesorándote en todo momento, y creando un espacio entre tu yo actual y tu yo... ya no tan cobarde, un yo más respetuoso contigo, menos complaciente, más directo, menos vulnerable y más sincero. Señoras, señores, la función va a dar comienzo. Pero al contrario de lo que puedan pensar, este espectáculo no será, ni de lejos, algo maravilloso lleno de color y de aventuras que siempre acaban bien, no, esto será real, y tendrás que doblegar a tu enemigo más grande "el sentimiento de culpa" que con su fuerza sobrenatural ha podido contigo en el pasado, y te ha llevado a donde estás ahora, ahí, parado, ... más fuerte y preparado que nunca.

No te convienes. Fue la última falta de respeto que tuviste hacia ti mismo, tras varias semanas intentando entender porqué aquellos besos y abrazos no tenían arraigo en tu corazón. No vas a salir de esta, por lo menos aún, y así surgieron las dudas, los miedos, la poca autoestima. Pero en esta historia, siempre pasan cosas. A ti siempre te pasan cosas.

Solo hizo falta respirar, entrarte en ti mismo durante algunas semanas, no expandirte, todo lo contrario, retraerte, hacerte pequeñito para empezar a construirte. ¡Qué maravilla! ¡Cómo has crecido! El brote verde de esperanza, en poco tiempo se tornó un bosque frondoso de actitud positiva, confianza y ganas de querer hacerlo bien. 

Ahí, en el momento en el que tu ya respirabas, te encontrabas, te respetabas y te amabas, te diste cuenta que ahí no ibas a encontrar lo que buscabas. De echo, vistes trazos de lo que fue un pasado. Y te apartaste, era necesario, tu cabeza lo necesitaba aunque tu corazón no paraba de gritar y llorar como una niña pequeña, con una pataleta incontrolable...Fin. Esa no era mi casa, aunque todos pensamos que sí.

Y ahora, tiempo después, te vuelves a dar una oportunidad contigo mismo. Has vuelto a sonreírte, a acariciarte, a mirarte en el espejo y sorprenderte, porque sigues estando ahí a tu lado, tu yo de ahora y tu yo valiente, ese que huía hacia delante, pero que ahora, se mueve al compás de tu ritmo diario, el que marcas tu. Por fín, con tu luz, haces que otras personas se acerquen y brillen. Y con su luz, te encandilan el corazón con nuevos latidos, cada vez más profundos.

Pero te sientas a hablarte. Es lógico, no quieres volver a equivocarte, solo quieres hacerlo bien contigo mismo, darte una oportunidad de crecer, de imaginarte y soñar con un futuro común contigo mismo, donde ella sea partícipe de tus victorias, y que cuando la batalla te pueda te diga "¿qué necesitas de mi?"

A ti, que llegas para quedarte.

Comentarios

Entradas populares